jueves, 16 de julio de 2009

SOBRE POETA Y POESÍA.

Un ensayo de Juan Liscano. ParteII/III


III


Siento la poesía no enteramente como hecho artístico puro, creación de un objeto artificial, autosatisfacción expresional, hechura lograda. En la creación del poema, objeto, hechura, arte, expresión, se abren vías hacia un conocimiento metaliterario y meta-artístico que implican al ser y ofrecen momentos irradiantes de imponderable realización del alma y de la artesanía escritural. Esto reza con el arte, en general. Pero siendo la poesía el arte menos aceptado, el arte marginal y minoritario por excelencia, inciden menos sobre ellas las exigencias mercantiles y masivas, librando al creador de presiones inmediatas, exigencias extrapoéticas y compromisos externos.



 Por eso los grandes dramas del poeta se suscitan cuando lo atrapa el compromiso político, ideológico, obligándolo a crear poesía comprometida, hasta el punto de no dejar -si es un alma poética, un espíritu de poesía-, otra alternativa que la supresión de si mismo (el caso más típico es el de Maiakovski, gran Habla de la Revolución de Octubre). En general, el verdadero poeta se siente desgarrado entre su persona y su compromiso social, entre su vivencia interior intemporal, libertaria y marginal, y el puesto que ocupa o debería ocupar en la sociedad a la que pertenece. Aun más, el poeta suele ser antisocial, persigue crear su propio reino, rehuye el esfuerzo colectivo, rehuye inclusive la vida tal como se manifiesta en el automatismo de la gran civilización tecno-científica. Ramos Sucre era explícito: "Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras" ... "El movimiento, signo molesto de la realidad, respeta mi fantástico asilo; mas yo lo habré escalado del brazo de la muerte".

 
José Antonio Ramos Sucre
 
Pero hay poetas que aceptan el tumulto de la vida, el movimiento febril, el hormiguero. Entonces sueñan con ser guías de la multitud, profetas del porvenir, grandes Hablas de lo inmediato. El suicidio de Maíakovski culmina, en su caso, esa inspiración. En otros casos, el poeta multitudinario enmudece, lo dejan solo (Marinetti). Whitman, un patriarca, es excepción pero nunca fue dogmático.

 
Las vías de la poesía pueden ser abruptas, secas, lujuriosas, profusas, húmedas, agotadoras, enriquecedoras. Pueden conducir a la locura, a la autodestrucción, al exceso, o a estados superiores de conciencia y de conocimiento apaciguadores, armonizadores, a alianzas entre las diversas personas que componen al poeta, objetivadas por Pessoa.

Fernando António Nogueira Pessoa
 Se impone señalar que la historia moderna de la poesía, desde el romanticismo, abunda en poetas insoportablemente ególatras, capaces de crear como los políticos, un aparato de poder personal y propio para dominar, eso sí, dentro de los predios de la literatura. Otros pasan a la acción política directamente, pero no con los fines ególatras de los antes aludidos. Por ejemplo Martí, Mao Tse Tung, encauzaron su ego hacia un ideal de servicio popular y nacional. En cambio, los caudillos de nuestro tiempo quieren acumular honores y distinciones literarias y culturales. Constituyen una manifestación más del yoísmo burgués decimonónico.


Juan Liscano

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