jueves, 2 de mayo de 2013

¿Cultura = Riqueza?

En Islandia si es es así

Creando riqueza a través del fomento de las artes






Estimados Amigos

Hoy compartimos con ustedes esta nota que muestra una iniciativa digna de imitar en nuestro país. Quizás llegue el día en donde Venezuela ademas de petroleo pueda exportar cultura y generar un flujo turístico donde la gente no solamente venga a  nuestro país por las playas y la selvas, un patrimonio natural que poseemos por simple y llana casualidad, si no por la música, la comida, las artes plásticas, el teatro, la danza y por cuanta cosa buena hecha por venezolanos tengamos para darle al mundo.

Esa meta es más que posible de alcanzar siempre y cuando los venezolanos trabajemos en conjunto por un futuro mejor y el gobierno venezolano se dedique a ocupar los espacios que debe sin dejar de impulsar el talento nacional. El gobierno actual ha manejado una inmensa cantidad de recursos financieros por lo que si no nos convertimos en una potencia cultural habrá sido por erradas políticas culturales.

Solo el tiempo nos dirá si el gobierno tomó las decisiones correctas. Y la historia se encargará de endilgarle el epíteto más adecuado.

Deseamos disfruten de la entrada



Richard Montenegro


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Un viaje al milagro cultural islandés


Jóhanna Sigurðardóttir

  • La isla se apoya en la industria creativa para remontar el colapso vivido en 2008


  • El éxito contrasta con la oleada de recortes en las artes que vive el sur de Europa

 

Daniel Verdú 

 

Reikiavik 3 MAR 2013  

 
Katrin Jakobsdóttir

Si el colapso financiero que sufrió Islandia en 2008 suele interpretarse como un laboratorio de preguntas y respuestas sobre la crisis, convendría tomar nota de algunas de las soluciones. A diferencia del sur de Europa, donde los recortes y las subidas de impuestos se han cebado especialmente con la cultura, desde 2008 este país de 320.000 habitantes y el tamaño de Portugal se ha volcado en el sector de las industrias creativas. El impacto económico de esa actividad (unos 1.000 millones de euros) dobla hoy al de la agricultura y está solo por debajo de la legendaria máquina de exportar bacalao (y otros productos del mar) al mundo continental, primera industria de la isla. Todo ello gracias, en parte, a una mujer menuda de 37 años —su ministra de Cultura— que se ha dejado los cuernos durante cuatro años desde el Gobierno y no ha permitido que le dijeran eso de: “¿Para qué vamos a darle dinero a los artistas?”. Al contrario, les ha convertido en protagonistas del éxito económico reciente.



Hoy la tasa de paro es del 5,7% y el país crece a un ritmo del 3%. Es cierto que se ha devaluado la moneda y evitado rescatar a los bancos pagando su deuda externa (3.600 millones). Pero gran parte de la mejora también es gracias a esta suerte de New Deal artístico. Y todo puede cambiar el próximo 27 de abril, cuando Islandia afronta las primeras elecciones después de que el país haya empezado a superar la crisis. La memoria es corta. El partido conservador, al mando cuando todo su fue al garete (la bolsa llegó a caer un 90% y el PIB perdió 7 puntos), es hoy el favorito en las encuestas. La coalición formada por el Partido Verde y los Socialdemócratas, a la que pertenece la primera ministra Jóhanna Sigurdardóttir (la primera mujer en ocupar ese puesto), lo tiene crudo. La titular de cultura, Katrín Jakobsdóttir, su pieza más carismática, no lo oculta. Recibe a EL PAÍS y repasa su mandato, simbólicamente desplegado alrededor de la construcción del espectacular Harpa, un increíble auditorio en el puerto de Reikiavik que se ve desde su despacho. Cuando llegó la crisis, quedó paralizado. Ella se empeñó en convertirlo en una metáfora de lo que se traían entre manos: crear riqueza a través del fomento de las artes.


“Vemos la cultura como la base de las industrias creativas, una parte cada vez más importante de nuestra economía. Cuando me nombraron ministra, lo afronté como una cuestión de supervivencia. Y eso es lo que intento meter en la cabeza de la gente: la cultura es un factor económico muy importante. El dinero que genera es el mismo que toda la industria del aluminio. También lo puedes ver en el empleo que genera el turismo cultural. Por eso decidimos terminar Harpa, aunque fue muy controvertido. Pararlo hubiera sido una derrota psicológica, por no decir lo importante que es la música en Islandia”.

Auditorio y Centro de Conferencias Harpa. Henning Larsen Architects, 2011.

El Gobierno recortó partidas de estructura. Adelgazó ministerios y gastos fijos. Pero aumentó las aportaciones a proyectos culturales independientes. Una mezcla de tejido público/privado muy ágil pero que, en ningún caso, supone la renuncia del Estado a la gestión de la cultura y la educación. “La base tiene que venir del sector público. Como la educación. Es parte de una comunidad gestionar las escuelas. Después de la crisis, la asistencia a conciertos, exposiciones… subió. La gente necesitaba desinhibirse, dejar volar su espíritu”.


Música sobraba. El 80% de los jóvenes (sobre todo en los pueblos) estudia algún instrumento y solfeo. Y eso se traduce en decenas de bandas con prestigio internacional. La naturaleza sigue siendo el primer atractivo para los turistas. Pero un 70% de los jóvenes según una encuesta reciente lo hace ya por la música. Eso ya se sabía en 2006 cuando se creó la oficina de exportación musical del país, dirigida por Sigtryggur Baldursson, exbatería de los Sugar Cubes, la banda con la que Björk comenzó y gracias a la cual se forjó la leyenda del sonido islandés. Según este organismo, 43 bandas tocaron el año pasado fuera de Islandia.

Fachada plana. Auditorio y Centro de Conferencias Harpa. Henning Larsen Architects, 2011.


En paralelo, la industria del software y los videojuegos crece exponencialmente. “Está en los aledaños de la cultura y da mucho trabajo a gente del sector, como ilustradores”, explica la ministra. Para el cine, una nueva ley reembolsa el coste de cualquier película rodada en Islandia a sus productores. Ridley Scott se fue ahí a rodar Prometheus, igual que Darren Aronofsky hizo con Noah. La mañana en la que se prepara este reportaje, todo el equipo de la serie de HBO Juego de Tronos desayuna en un hotel del centro de Reikiavik antes de partir hacia una jornada de rodaje.

Foyer. Auditorio y Centro de Conferencias Harpa. Henning Larsen Architects, 2011.


Pero cuando todo era champán y barra libre de crédito, muchos ya habían pronosticado que este era el único camino que podía seguir Islandia. Andri Magnason escribió en 2006 Dreamland: A self-help manual for a frightened nation (de próxima publicación en España por Aire). Un libro donde denunciaba un modelo económico basado en el dinero fácil de la especulación. “Durante los años del boom el gobierno concentró sus esfuerzos en la expansión de los bancos, el aluminio y la energía hidráulica que estaba destruyendo la naturaleza. Algunos queríamos ver una economía basada en la creatividad, no en el dinero fácil”. Así que hubo una extraña alianza entre los protectores de la naturaleza y “los empollones de los ordenadores”, recuerda Magnason.

Interior del auditorio principal. Auditorio y Centro de Conferencias Harpa. Henning Larsen Architects, 2011.

Björk y otras figuras clave de la isla le prestaron atención. “Así que cuando llegó la crisis había un movimiento de raíz en el que estaban metidos muchos jóvenes”. Se crearon grupos de trabajo en lo que dieron en llamar el ministerio de las ideas, una antigua fábrica en las afueras de Reikiavik. Pero Magnason reconoce el importante papel del gobierno. “Han crecido los teatros, el mercado literario ha florecido (60 escritores tienen apoyo durante un año entero), la producción cinematográfica ha aumentado, igual que la escena musical. Y todo este apoyo se multiplica en la economía. Las artes no son un proyecto paralelo a la buena economía, es la base de su salud”. ¿Y por qué la gente piensa votar de nuevo al partido conservador? “Echan de menos sus Range Rover”, resuelve el músico Ólafur Arnalds en un café de Reikiavik.

Vista interior de fachada plana. Auditorio y Centro de Conferencias Harpa. Henning Larsen Architects, 2011.


Permanece también la duda de si este modelo sería exportable a países como España o Italia, que multiplican por 150 su población. Donde los problemas económicos también guardan esa proporción. Magnason opina que sí. “Puede aplicarse a la mayoría de sitios. El problema en Europa, especialmente en Italia y España, es toda esa gente joven que no hace nada o que está en la extraña situación que ni el gobierno ni la industria definen su papel. Así no usarán toda su creatividad”. Quizá sea cuestión de tocar aún más fondo.


Tomado de El País


Escuchen a continuación un tema del grupo islandes Sigur Ros llamado Starálfur





Para más detalles del Auditorio y Centro de Conferencias Harpa pulse el siguiente enlace:



Henning Larsen Architects, Auditorio y Centro de Conferencias Harpa en Reykjavik



 
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Richard MontenegroPerteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.

 

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